Erika Rosado

Si bien es cierto, uno deja de ser quién es al momento en que se entrega al abstracto mundo de los mitos. Jamás podré liberarme de los versos que me atan. Se ha vuelto parte de mi, así como la infinidad de voces y personas que nacieron desde la tinta punzante. Apenas me queda tiempo para reflexionar acerca de los hechos antes de grabarlos sobre un viejo pergamino. La línea que divide la magia de lo real, se ha vuelto simplemente un horizonte inalcanzable para formar la ilusión más bella, esa de la cuál solo me queda refugiarme en lo más profundo de un libro abierto. Estoy aquí después de todo, con la única convicción viva que me queda: No temo caer desde el borde.




"Cementerio"

Erika Rosado

No es difícil conseguir un sitio aquí dentro. Es tan sencillo como comprar una entrada para el teatro y un poco más complicado que encontrar asiento en el autobús.

En el instante en que sientes que la presencia de la dama se acerca, el procedimiento es sencillo. Solo hay que dejarse llevar, permitir que el arroyo que conecta estos dos mundos nos guíe por el sendero correcto. Se debe correr por el túnel antes de que una bofetada te despierte, se debe seguir y saltar hacia la luz como si fueras a aterrizar sobre una inmensa nube de algodón. Al despertar, vas a encontrarte con un vasto mundo de confusión, donde el tiempo y el espacio no existen, donde no tenemos noción de lo real. Vas a tropezar con nosotros y estaremos encantados de recibirte.

No se debe temer a la caída libre. Al estar al borde, solo queda aventurarse hacia el fin de los tiempos. La única regla es perder el miedo a recorrer el mundo solo. No aceptamos a los llorones que gimen a la hora de su entierro. Tampoco nos agradan los que tienen su tumba llena de flores. Serás bienvenido si te gusta la noche. Admitimos solo a aquellos que saben guardar silencio a la hora de visitas. Es fácil llegar aquí, es fácil ser acogido. Solo debes estar muerto, no pedimos nada más. Muerto. No muerto de miedo. Muerto de verdad.

Antes de ponerse cómodo se debe esperar a que el sepulturero cubra con tierra las últimas rosas; también debes aprender de memoria la historia de cómo es que llegaste hacia aquí, por que en este sitio no existe la tinta para escribirlo... y cuando todos se hayan ido, cuando las lágrimas se hayan marchado de alrededor de tu nicho, saldremos a darte la bienvenida. Vas a abrir los ojos entre claveras sonrientes y te invitaremos a sentarte con nosotros, bailaremos al son de los huesos y asustaremos al conserje. Verás que los muertos la pasamos muy bien, todos juntos en la noche, ya sin preocupaciones ya sin motivos por los que aferrarse a la rutina. Los muertos sabemos como divertirnos.

Ven aquí. Somos tus compañeros ahora. Acércate un poco más para que conozcas al primer inquilino. El viejo Billy nos cuenta historias de cuando vivía. ¡No vas a creer cuantos de nosotros habitamos en este sitio!. Encontrarás chicas bonitas y ancianos gruñones, mujeres alegres y a varios ladrones. Algunos nuevos y otros más antiguos, pero eso no importa, aquí somos todos iguales, somos difuntos, fallecimos un día que casi olvidamos y ahora estamos unidos en el cementerio. Si, este es el Cementerio un lugar que nadie imagina. Este es el Cementerio, donde está también tu suegra de la que creíste te habías librado. Y ahora acabas de llegar. Ven a nuestra fiesta.

No querrás acercarte a la parte de atrás, allí las criptas son oscuras y dentro vive una familia de comandantes que aun piensan están en la guerra. Y si te aproximas mucho a la salida te asustarás de los fantasmas que rondan allí afuera. Debes quedarte con nosotros en el centro. Aquí reímos entre cadáveres y zombis, entre sombras y colores. Nos embriagaremos con el agua que nos dejan en las flores y vamos a jugar al escondite tras los sarcófagos. Si quisiste siempre ser roquero vas a sorprenderte de cómo tu cabello crece y si no, pues ya no hay más remedio. No podemos perder tiempo, hay que apresurarse a la diversión, por que el amanecer se acerca y es entonces cuando deberás volver a tu podrido cuerpo, allí dormirás cómodo a la espera de otra jornada de negrura, también podrás ir al terminal a ver si alguno de los tuyos se ha decidido por entrar al club.

Ven y disfruta con nosotros, somos los muertos y no hay nada mejor que ser un simple recuerdo.

1 comentarios:

Jorge Luis Cáceres 8 de septiembre de 2009, 10:53  

Un fuerte abrazo, sigan escribiendo y que bueno que les guste la literatura de Gabriela Alemán

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