Mimetizado


David Acosta

Permanecí absorto a la troncha mirada,
Enclaustrado en el mundo de los finales.
Te miré con odio de lo alto, pues te amaba,
Pero tú jamás viste a mi roído mi corazón…

¿Qué podía hacer allí en el terror,
En el frío pedregal de mis entrañas,
Entre los soldados del inestable tiempo,
Donde yo habito como un peón…?

¿Qué culpa tenía yo de ser piedra?
Quien me fabricó no pensó que podría amarte.
Quien me hizo no supo que tú nacerías,
Ni que yo, inmóvil, podría encontrarte…

Permanecía absorto al gélido espasmo de tu mirada,
Y en ella sin tener latidos de vida… preferí morir.
Te miré con ira al no saber preguntarte quién eres,
Tú, la mujer que amo y con la que jamás podré huir…

¿Quién podría amar a una gárgola?

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