Otoño.

Otoño.

Para Santi (Feliz mes ^.^)

Los pasteles están en la vitrina y pienso en comprar uno, el de cereza. Es mi favorito, pero no el suyo. ¿Si el pastel es para él, no debería ser de otro sabor? Frunzo el ceño y me desvío, voy a Central Park y me acuesto en el césped. No pienso en nada. Las hojas caen a lo lejos, pero el viento es fuerte y hay algunas que rozan mi brazo. Mi corazón palpita fuertemente pensando en lo que quiero hacer. Me levanto del césped y me acomodo el saco, casi no hay gente. El frío ahuyenta a las personas, a casi todas, a ti no. Camino hasta llegar a la calle y tengo que esquivar a la bicicleta que casi me pisa. Me río y pienso en el otoño en Nueva York, algo inexplicable, algo que me hace feliz. Voy a la pastelería, pero vuelvo a dudar. Salgo de ahí y sin saber por qué, entro a la juguetería. Estoy en la sección de peluches y pienso en los búhos, en que es algo que los dos nos gusta. Encuentro uno precioso, es blanco y tiene los ojos dorados. Lo compro y le escribo una carta larga en el metro. Espero que me perdone por algunos manchones y algunas inestabilidades en la letra. Llego y le encuentro en la puerta cuando timbro, me abalanzo sobre él y me amarca. Me río sonoramente y pienso que me equivoqué, que también debí haber comprado el pastel; de todas formas, no odia ese sabor. Me mira inquieto al ver la funda de la tienda de juguetes y yo le digo: Hace ya muchos días que te conozco y pensé, solo pensé que hoy podría ser especial. Me mira confundido y se ríe. Sonrío, no hay nada como un otoño en Nueva York.

Gabriela Cabezas.

0 comentarios:

Publicar un comentario

¿Qué es NienPintura?


Un grupo literario, casi nuevo, del Ecuador.