Lo vergonzante de vivir más de 25 años en este mundo

Pocas otras biografías -La de Freddie Mercury, por ejemplo- Denotan una auténtica inquietud de espíritu, angustia y desesperación por vivir y por ver como la de Andrés Caicedo.

Con tan solo 25 años se suicidó, una vez que recibió en sus manos la copia de su novela publicada "Qué viva la música" de una editorial argentina. En ella escribe que es una vergüenza vivir más de 25 años en este mundo, convirtiendo a su suicidio en un acto de honestidad.






Andrés Caicedo era descrito como un adolescente flaco, esmirriado, débil, de gafas y pelo largo del que pocas personas en su natal Cali sabían era escritor y probablemente la voz más autorizada para hablar de cine en Colombia durante los primeros años de la década de los setenta. Fue un niño genio, un "nerd moderno" de esos que son tremendamente indisciplinados e inquietos, rebeldes y mitómanos; tuvo que ser expulsado de cinco colegios antes de obtener su bachillerato.




Caicedo no desperdició ni un minuto desde la niñez, era porque ya tenía un "fin" escrito para él; consecuente con esa idea de que era vergonzante vivir más de veinticinco años en este mundo y con la terrible, casi patológica angustia por vivir que lo aquejaba y que esta vida no habría podido satisfacer nunca; Caicedo vivió más que muchos de los que viven hasta los ochenta. Durante su adolescencia y temprana juventud conoció y experimentó un amor auténtico y sin límites por las letras, el cine, el teatro y la música. Fue un lector voraz; por el pasaron escritores como Cortázar, Borges, Carlos fuentes, Gabriel García Márquez, Onetti, Benedetti, Mario Vargas Llosa, Henry Miller, Ian Fleming, Daniel Dofoe, Carpentier, Edgar Allan Poe y muchos otros.



Leyó probablemente todas las obras de teatro de Eugenio Ionesco y para la edad de 17 años ya había montado tres de ellas, escribió sus propias obras y a los dieciséis ganó el Primer Premio en el Festival de teatro estudiantil de Cali con su obra "La piel del otro héroe". También adaptó y dirigió obras de Triana y de Pinter. Se formó con Enrique Buenaventura, maestro del teatro independiente colombiano en el taller de teatro experimental de Cali. Escribió en sus cuentos "Calicalabozo" y "Calibanismo" sobre la suciedad y la doble moral de la sociedad caleña y de los jóvenes con quienes se educó, en un ambiente de salidas a rumbiar, droga y libertinaje sexual. Entre la edad de 18 años y 25 años, es decir entre el 69 y el 76 tuvo su período más prolífico, en el que completó cuentos, obras de teatro, guiones para cine y su célebre novela "Qué viva la música". Con 18 años ya había obtenido el Premio de Cuento de la Universidad del Valle y el Segundo lugar en el Premio Latinoamericano de Cuento de la Revista Imagen





Lideró el Cineclub de Cali, una casona al estilo "The Factory" de Andy Warhol en donde otros jóvenes debatían y criticaban las películas que Caicedo decidía proyectar. En el año 70, con 19 años ganó el Primer Concurso Literario de Cuento de Caracas.





Su obra habla sobre las problemáticas sociales en el universo urbano contemporáneo, a diferencia del realismo mágico, que si se quiere era la "Literatura dominante" del contexto temporal en que vivió Caicedo; que se centra en un universo rural extemporáneo. De esta manera, su obra se convirtió en un hito para las nuevas narrativas latinoamericanas, alejadas del "boom", se detecta gran influencia Caicediana en los nóveles escritores colombianos, un ejemplo de ellos es la novela "Opio en las nubes" de Rafael Chaparro.


Es debido a esta renovación en la temática que plantea Caicedo; que Alberto Fuguet se refiere a él como "El primer enemigo de Macondo" y al respecto de su suicidió escribió: "Caicedo es el eslabón perdido del boom. Y el enemigo número uno de Macondo. No sé hasta qué punto se suicidó o acaso fue asesinado por García Márquez y la cultura imperante en esos tiempos"



A Caicedo no lo mató García Márquez. Caicedo fue sobretodo una "persona diferente" atormentado y angustiado por vivir y por ver; su obra es una muestra fiel de esa autenticidad ontológica y ni de lejos, jamás por la mente de Caicedo debe haber pasado la idea de ser un "enemigo de Macondo". Él escribía como parte de sus depesespero por vivir, vivió y se mató de forma consecuente con su pensamiento. Fuguet simplemente se aprovecha de este hecho para plantear la coyuntura de "los enemigos de macondo" en la historia de las literaturas latinoamericanas.






Sus cuentos fueron recogidos tras su muerte por sus familiares y amigos y han sido publicados por norma de manera póstuma a partir de la década de los 90 en varios libros: "Calicalabozo", "El libro negro de Andrés Caicedo", "Calibanismo". En su novela "Qué viva la música" se puede apreciar a un escritor de inteligencia excepcional, capaz de evocar y recordar con una facilidad increíble, cosas que ha visto o escuchado anteriormente. Cinéfilo, Fanático de los Rolling Stones y de la historia de la música, ávido lector y escritor prolífico, pero sobretodo diferente, auténtico y consecuente con esa angustia por vivir que este mundo no puede satisfacer; así fue Caicedo.


Kenny Oñate

2 comentarios:

Vicky 15 de octubre de 2012, 20:56  

:( una historia desesperante de principio a fin.

El Graffo 16 de septiembre de 2016, 17:18  

Totalmente de acuerdo con lo señalado al respecto de Fuguet. Se ha desprendido un mito absurdo acerca de Caicedo como enemigo de Macondo.

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