Por: Kenny Oñate
-No sos de acá vos
-¡Ni vos!
-Que alegría encontrar otro porteño
-¿Mucho se me nota?
-Sí, no sé. Qué grato escucharte hablar como en Buenos Aires.
-No es muy bueno el español que hablan acá.
-A veces ni te hablan en Español, te dicen cuatro palabras en catalán como si entendieras.
-Exacto.
-¿Y qué hacés acá vos?
-Estudio arquitectura ¿vos?
-Yo vine por el trabajo de mi papá, es consultor internacional.
-¿Hacés el instituto acá vos?
-Sí, el último año. ¿Me veo muy chica?
-No, para nada. En cuanto dijiste lo de tu papá asumí que todavía eras menor, sino, no me daba cuenta. No deberías andar hasta tan tarde sola.
-Ya no soy una nena.
-Solo decía. ¿Para dónde tomás?
-Para el barrio gótico.
-Mirá qué pena. Yo voy en dirección contraria.
-No es muy bueno el español que hablan acá.
-A veces ni te hablan en Español, te dicen cuatro palabras en catalán como si entendieras.
-Exacto.
-¿Y qué hacés acá vos?
-Estudio arquitectura ¿vos?
-Yo vine por el trabajo de mi papá, es consultor internacional.
-¿Hacés el instituto acá vos?
-Sí, el último año. ¿Me veo muy chica?
-No, para nada. En cuanto dijiste lo de tu papá asumí que todavía eras menor, sino, no me daba cuenta. No deberías andar hasta tan tarde sola.
-Ya no soy una nena.
-Solo decía. ¿Para dónde tomás?
-Para el barrio gótico.
-Mirá qué pena. Yo voy en dirección contraria.
Y no volvieron a hablar mientras duró la puesta de sol en el puerto, antes de tomar cada uno su rumbo.
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