Cuando la mermelada...

Kenny Oñate


“Pero adentro nace un sol y yo no encuentro a mi amor.

Me acuesto repitiendo mis letras, y no duermo, y no sueño”

Andrés Caicedo, ¡Qué viva la música!


“Cada uno de nosotros procede de un extenso linaje de gente

destinada a no conocerse nunca entre sí”

Miranda July, Nadie es más de aquí que tú


Este es un relato que Karen comenzó a escribir y que decidí terminar, por el gran cariño que le tengo

Kenny


Daryl Hannah en un fotograma de Blade Runner


Se lamió los labios mientras pasaba un dedo por el ombligo desnudo. Ascendió por el borde de la camiseta rosando levemente los senos hasta llegar al cabello. Entornó los párpados y finalmente los abrió. La había sacado del sueño, el estruendo que producía el metro al pasar debajo de la antigua construcción. Vivía en un loft en el ático; tres pisos arriba del túnel y hasta allá llegaba la sensación de que el inmueble se vendría abajo cada vez que el metro hacía su recorrido. Se ajustó las pantaletas blancas e intentó que la blusa del mismo color le tapara el ombligo; tirando de ella hacia abajo, mientras se ponía de pie estirando las ágiles piernas y ajustando la vista a la oscuridad de la habitación. ¿Qué metro había sido? ¿El de las tres de la tarde? ¿El de las cinco tal vez? ¿El último en salir, el de las once de la noche? Ya no lo sabía; jamás abría la americana o consultaba el reloj.

Pensó en volver a esa casa lejos del centro, donde el metro no perturbaba los sueños de nadie y donde siempre sabía la hora. ¿Volver? ¿Para qué? Allá solo le esperaba un buen polvo y un frasco lleno de anfetas. Aquí tenía sedantes y un metro que la despertara; todo lo necesario para entregarse a la actividad que más le gustaba: dormir. Le gustaba su metro agitando las cucharas y las ollas. Le recordaba a Las Trillizas de Belleville en donde las casas parecían caerse cuando pasaba el tren. Siempre había un tren cerca en las casas donde transcurría la historia. Le gustaba esa película.

Abrió la alacena y buscó el desayuno. Todavía quedaba leche en polvo; amaba la leche en polvo. Había también mermelada de frutillas; le gustaba tanto la mermelada de frutillas. Había pan en rodajas; el pan le daba igual. Toda la diminuta alegría que la llenaba se vio rota cuando reparó en que quedaba apenas mermelada para untar sobre un pan. Cuando la mermelada se terminara tendría que salir a comprar más. Tendría que enfrentar ese miedo, esa fragilidad que la conmovía al punto de petrificarla. Giró la llave y dejó que el agua cayera descuidadamente sobre una tetera de esas que pitan cuando el contenido está hirviendo, la conectó; quería leche caliente.

Se dirigió al espejo de cuerpo entero que tenía frente a la cama en un abrir de piernas; como Daryl Hannah en Blade Runner, así se sentía; como una muñeca ágil en un cuarto lleno de polvo y penumbra, como una robotina llena de miedo. Jugó con su abdomen a hacer una gran boca que besaba su reflejo, por un rato. Tomó una silla y una peineta de la consola, se recogió el cabello dejando un mechón que caía sobre la frente. Sopló el mechón varias veces viéndolo subir y bajar. Rió frente al espejo. Se detuvo. Marcel era un gran sujeto y lo había amado, no estaba triste, no tenía nada que reprocharle; nada que desde lo que ella llamaba su “absurda ingenuidad” no considerara perfectamente humano y perdonable. Hacían el amor, tocaban guitarra, se drogaban, asistían a clases en la universidad y sin embargo, se había terminado. Un día salió de casa, conoció a un extraño, supo su nombre; Marcel, lo convirtió en su amor y un día así mismo se había terminado. La aterraba esa fragilidad de cómo dos personas pasan de ser extraños a saber sus nombres y a ser algo para el otro. Por qué no simplemente quedar de extraños. Cuál era el indescifrable mecanismo que obligaba a que las personas tuvieran que conocerse y por qué terminábamos siendo títeres de él. Absurdo. Prometió jamás salir a la calle, no conocer una sola persona más. No aprender un solo nombre más.

El pito de la tetera la sacó de ese pensamiento. Preparó la leche y untó la mermelada sobre el pan, dio dos mordiscos y tres tragos. Recordó su metro y pensó en Marcel. Si el siguiente fuera el metro de las siete, de seguro Marcel pasaría bajo su ático de camino a casa, estaban juntos. Miró el cable de la tetera aun conectada y se imaginó una chispa de corriente eléctrica viajar por centenares de casas hasta llegar con Marcel. Escuchó el grifo gotear y lo mismo sucedió con la gota de agua. Estaban juntos, pero a la vez estaban juntos con miles de desconocidos que habitaban la ciudad; en ello consistía la fragilidad que la aterraba. Dejó el pan a un lado y se dirigió decidida hacia la americana. La tocó con la yema de los dedos de arriba abajo. Miró de soslayo hacia el viejo teléfono de disco y de nuevo reparó en su temor. El teléfono repicó, no sin desconcierto; descolgó la bocina: ¿Clarís? Sí, soy yo… Estoy muy bien. ¿Más tarde? ¿Sí, por qué no? ¿En dónde siempre? Entonces nos vemos allí y te explico. ¿En una hora está bien? De acuerdo. Colgó, no sin asombro, no sin que dentro de ella hubiera nacido un sol.

Volvió a su americana y la abrió de un golpe, sin titubear. Eran las cinco de la tarde, hacía sol y olía a verano. Observó desde allí las montañas y los techos de otras viejas casas del centro. Bajó la mirada hacia la calle repleta de desconocidos. En la siguiente esquina, en esa que la vista ya no alcanzaba a cubrir; podría estar aquel que pasara de ser un extraño a ser su asesino, pero también su amor. ¿Y por qué no? Otro amigo que le alegrara la tarde; tan llena de día a día, o alguien amable a quien preguntarle la hora. Se vistió y abrió la puerta. Recordó comprar mermelada a su regreso, respiró hondo y salió. El siguiente metro en pasar sería el de las cinco y veinte.

Fragmentos

Maybe happiness didn't have to be about the big, sweeping circumstances, about having everything in your life in place. Maybe it was about stringing together a bunch of small pleasures. Wearing slippers and watching the Miss Universe contest. Eating a brownie with vanilla ice cream. Getting to level seven in Dragon Master and knowing there are twenty levels to go.

Maybe happiness was just a matter of the little upticks -the traffic signal that said walk the second you got there -and downticks- the itchy tag at the back of your collar - that happened to every person in the course of a day. Maybe everybody had the same allotted measure of happiness within each day.
Maybe, it didn't matter if you were a world-famous heartthrob or a painful geek. Maybe it didn't matter if your friend was possibly dying.
Maybe you just got through it. Maybe that was all you could ask for.

Page 282. The Sisterhood of the Traveling Pants.

Hoy me gusta la vida mucho menos

Hoy me gusta la vida mucho menos,
pero siempre me gusta vivir: ya lo decía.
Casi toqué la parte de mi todo y me contuve
con un tiro en la lengua detrás de mi palabra.

Hoy me palpo el mentón en retirada
y en estos momentáneos pantalones yo me digo:
¡Tánta vida y jamás!
¡Tántos años y siempre mis semanas!...
Mis padres enterrados con su piedra
y su triste estirón que no ha acabado;
de cuerpo entero hermanos, mis hermanos,
y, en fin, mi ser parado y en chaleco.

Me gusta la vida enormemente
pero, desde luego,
con mi muerte querida y mi café
y viendo los castaños frondosos de París
y diciendo:
Es un ojo éste, aquél; una frente ésta, aquélla... Y repitiendo:
¡Tánta vida y jamás me falla la tonada!
¡Tántos años y siempre, siempre, siempre!

Dije chaleco, dije
todo, parte, ansia, dije casi, por no llorar.
Que es verdad que sufrí en aquel hospital que queda al lado
y está bien y está mal haber mirado
de abajo para arriba mi organismo.

Me gustará vivir siempre, así fuese de barriga,
porque, como iba diciendo y lo repito,
¡tánta vida y jamás! ¡Y tántos años,
y siempre, mucho siempre, siempre, siempre!


César Vallejo

Biografía de Edgar Allan García

Foto tomada del álbum "Fotos de Edgar Allan García" en Facebook


Edgar Allan García (1959)




“Porque nadie la quiso y tuvo que inventarse

su propia melancolía, porque entre una humillación

y otra, terminó por creer en callejones sin salida,

porque cada vez que veía absorta el mapa

de sus manos, trastabillaba en los desfiladeros,

porque la caricia de su madre la evitaba

mientras la garra del padre la buscaba en los rincones,

y, pese a todo, cantaba con voz bajita,

los de blanco le colgaron el cartel: laberinto

por reparar, no entrar sin autorización”.


“EL PATIO” del poemario Crueldad de la memoria-E.A.G.



Narrador, poeta y traductor. Cuenta el escritor: “Nací en Guayaquil-Ecuador, el 17 de diciembre de 1959, y a los pocos días fui inscrito en la verde que te quiero verde ciudad de Esmeraldas. Puesto que me amamantaron con leche de coco y febriles sones de marimba, decidí que sería esmeraldeño –como mayoría de mi familia- pues, según decía un fervoroso esmeraldeño nacido en Manabí, "los esmeraldeños nacemos donde nos da la gana."

Foto tomada del álbum "Fotos de Edgar Allan García" en Facebook


Me gradué de bachiller en 1977 y recién en 1982 –luego de haber sido vendedor de enciclopedias, bailarín profesional, boxeador callejero y trotamundos- empecé a estudiar sociología en la Universidad Católica de Quito, y además inglés, francés, italiano, alemán y quichua. Mientras estudiaba sociología en la Universidad Católica, empecé a ganar algunos concursos como el Primer Premio en Cuento y el Primer Premio en Poesía, en el IV Concurso Universitario de Literatura Pablo Palacio, 1983; y más tarde, el Primer Premio en Cuento en el V Concurso Universitario de Literatura Pablo Palacio, 1984.


Convencido, por un lado, de que algo tenía que decirle al mundo y, por otro, enraizado a una familia de poetas, pintores, músicos y locos maravillosos, en 1986 dedicarme de lleno a la tarea de escribir e integré un Taller de Literatura dirigido por el escritor ecuatoriano Raúl Pérez Torres. Durante el Taller publicamos la revista literaria "Débora" en 1989, y nuestros primeros textos en un par de números de "Letras" -la revista oficial de la Casa de la Cultura Ecuatoriana- con lo cual ingenuamente creímos tocar el cielo con las primeras plumas, sin saber lo que nos esperaba. (…) Con un poco de suerte, mi obra literaria ha obtenido un leve reconocimiento nacional e internacional, y consta en las siguientes antologías: Cuentos Premiados, III Bienal del Cuento Ecuatoriano", 1995. °Veintiún Cuentistas Ecuatorianos-Vingt et une Nouvelles Equatoriennes (antología internacional francés-español), Ediciones Librimundi-Tercer Mundo Editores, con prólogo de Claude Couffon, 1996. °De Pesebres, Poemas y Piruetas (antología del cuento infantil), Unión de Escritores Ecuatorianos de Literatura Infantil, Udeli,1996. Antología del Cuento Ecuatoriano, editado por la Casa de la Cultura Ecuatoriana, 1998. Aunque no creo que los premios sean una medida de nada, para mucha gente –en especial los editores- esto es un referente más o menos seguro. Confieso sin embargo que he concursado no solo para abrirme camino hasta la puerta de las editoriales sino también para ganar algún dinero para sobrevivir mientras seguía escribiendo y escribiendo como un topo. No me puedo quejar.


(…)


El primer libro de ensayo llamado "Cómo formar un taller de creatividad literaria en el hogar y el aula", 1992, se ha vuelto un clásico entre los profesores de mi país y va por la edición número 12; en tanto que el segundo libro, "Abracadabra", un estudio sobre los símbolos y rituales presentes tanto en el juego como en la poesía tradicional infantil, tuvo la suerte de ser auspiciado por la Unicef, la Embajada de España, la editorial española Santillana y las fundaciones El Comercio y Vida Integral. Otra de mis pasiones -y esta es quizá la menos secreta- ha sido la cátedra, en otras palabras dialogar con mis alumnos sobre el inmenso misterio que somos los seres humanos y el universo, a través de pretextos como la literatura o la teoría del conocimiento. Llevado por diversos vientos, fui durante 3 años profesor de guiones para noticieros televisión en el Centro Internacional de Estudios Periodísticos para América Latina, CIESPAL (1992-1995). Durante 5 años ejercí como profesor universitario de creatividad y expresión literaria en la Facultad de Arquitectura de la Universidad Católica de Quito. Desde hace 15 años, me he formado como facilitador (que no profesor) de literatura en el Colegio Integral, y a horcajadas de todo lo anterior, he facilitado diversos talleres de Creatividad tanto en Ecuador como en Chile, Colombia, Uruguay, Argentina y Estados Unidos.

Foto tomada del álbum "Fotos de Edgar Allan García" en Facebook


Por otro lado, he realizado algunas actividades en la televisión, siempre en torno a la literatura: 1987: Guionista y conductor del programa Síntesis de Ecuavisa, Televisora Nacional. 1991: Co-autor de 100 guiones de Televisión para el Programa Nacional de Alfabetización, Unesco-Ministerio de Educación y Cultura. 1993-4: Guionista y Realizador del Programa "La Televisión". 1996: Autor de 10 guiones basado en cuentos ecuatorianos, Productora de Televisión Proza. Y con el perdón de los puristas, aquí viene una lista de actividades y creaciones que nunca imaginé que algún día podría realizar y que sin embargo resultaron experiencias inolvidables: 1995: Actor de la Radionovela Como Agua para Chocolate (transmitida para todo el continente a través de la Red Latinoamericana de Radios Comunitarias). 1998: escribí la letra de 8 boleros y valses del CD Siempre Románticos, del trío Los Reales. 1998-99: Co-entrevisté para la Televisión Educativa Iberoamericana –Madrid-, a los escritores Antonio Gala (España), Isabel Allende (Chile), Augusto Monterroso (Guatemala), Elvira Lindo (España), Sylvia Iparaguirre (Argentina) y Almudena Grandes (España). Para finalizar, quiero mencionar algunas actividades administrativas que en su momento asumí con ganas demostrar que sí se podía transformar los espacios para la cultura; claro, en más de una ocasión me trajeron una que otra desventura mezcladas con la satisfacción de haberme entregado entero en todo lo que hice: 1991: Editor de la Revista de la Casa Ecuatoriana, Letras del Ecuador.1995: Presidente de la Fundación Cultural Jorge Icaza. 1997: Presidente del Consejo Nacional de Cultura. 1997: Subsecretario (Viceministro) de Cultura del Ecuador. En medio esta actividad febril, no me olvido –cómo podría- de mis mejores obras: Solsiré, Alejandro, Saraluz y Juan Gabriel. Siento que mi corazón se ha expandido más allá de todo límite desde que la vida me regaló estos cuatro universos. A partir de ellos redescubrí mi infancia y pude escribir con alegría un puñado de libros para niños. Con ellos me hice padre de todos los niños del mundo, por ellos me duele mucho más la orfandad y la pobreza que alarga sus pequeñas manos en las calles. Gracias por todo”. A lo largo de su trayectoria, Edgar Allan García ha sido autor de numerosas obras, ha publicado más de 30 títulos de poesía, cuento, novela, ensayo y literatura infantil, e incluso, algunas de ellas reimpresas en varias ocasiones. Además, cuenta con varias obras en proceso de publicación. Adicionalmente ha escrito 7 letras de canciones y de 1 himno. Consta en 7 antologías literarias, y es coautor de 6 libros.
Foto tomada del álbum "Fotos de Edgar Allan García" en Facebook

Ha ganado los siguientes premios: Darío Guevara Mayorga —en tres ocasiones—, Bienal de Poesía —en dos— y el Premio Nacional Ismael Pérez Pazmiño.

Actualmente vive en Quito disfruta el ser hincha emelecista y podemos encontrarlo en el facebook.com en donde diariamente publica microcuentos y notas interesantes sobre sus estudios en distintos temas


Para mayor información visita: http://certezashibridas.blogspot.com/

333 Micro Bios por Edgar Allan García

Foto tomada del álbum "Fotos de Edgar Allan García" en Facebook


La editorial española Rosell ha publicado el libro 333 Micro bios de Egar allan García.


Compartimos a continuación con ustedes la nota de prensa:


En nota de prensa “De fecha: 17 de febrero del año 2011, el ATENEO de Madrid, a través de su Sección de Literatura, invitó al escritor ecuatoriano Edgar Allan García a participar en un recital poético el 15 de abril de 2011. Dicho ciclo de poesía, aclara la invitación, “viene celebrándose desde hace más de diecisiete años y en él han participado ya más de doscientos poetas de todo el mundo con una gran repercusión en los ambientes culturales españoles”. El recital será en solitario y el poeta leerá versos de sus libros “Sobre los Ijares de Rocinante” (1991), “Cannabis” (1997), “Crueldad de la Memoria” (2010) y la obra inédita “El fantasma de Platón”.


Como feliz coincidencia, la editorial española Rosell acaba de publicar el libro de Edgar Allan García y ha logrado un espacio, durante la misma noche del viernes 15 de abril, para lanzar “333 MICRO BIOS”, una obra que, como lo indica su nombre, contiene más de trescientos micro relatos del autor ecuatoriano, destinado al público adulto. Los micro relatos que han sido publicados diariamente a lo largo de un año en la página de facebook del autor, emocionaron a la editora bilbaína Alicia Rosell, quien se decidió publicar una obra de estas características para el público español y latinoamericano.
Foto tomada del álbum "Fotos de Edgar Allan García" en Facebook

Sobre la “333 Micro Bios”, comenta el escritor español Tomás Delgado Arbelo: “Cada microrelato de este atento e imaginativo observador de la comedia humana, es un diminuto y exquisito manjar para el intelecto. Fina ironía envuelta en la ternura de un corazón sincero y generoso, capaz de tamizar la inteligencia incisiva y brillante de uno de los escritores más sorprendentes y entrañables del momento. Leerlo es asomarse a los micromundos que como gotas de un inmenso océano, reflejan en su conjunto el proceloso mar de la Humanidad.”


Por otro lado, el 14 de abril se lanzará en la Casa de América, en Madrid, el libro “Antología Poética Española y Ecuatoriana Contemporánea”, publicado por las editoriales ecuatoriana y española “El Conejo” y “Arrebato Libros”, respectivamente. En esta antología de poetas españoles y ecuatorianos, cuya selección relativa a los poetas ecuatorianos correspondió a Edgar Allan García, constan veinte de los mejores poetas menores de treinta y cinco años del Ecuador. La selección de los veinte poetas hispanos correspondió a la editorial española “Arrebato Libros”, en tanto los fondos para dicha publicación provienen de la Embajada de España en el Ecuador.Además, durante la estancia de Edgar Allan García en España a lo largo del mes de abril, la editorial española Lord Byron lanzará en Madrid la “Antología de Poesía Hispanoamericana”, en cuya selección consta el poeta ecuatoriano Edgar Allan García.


Aprovechando la estancia en España del reconocido escritor ecuatoriano, éste ha sido invitado a Toledo, Sevilla, La Coruña y Finisterra, a diversos actos culturales en su honor.

Alfred no pensó en la polémica

Por: Liseth Correa



El 7 de octubre del 2010 a las 6h45, el escritor peruano Mario Vargas Llosa recibió una llamada telefónica justo cuando se encontraba listo para dictar clases en la Universidad de Princeton, se trataba de una llamada en la que se le notificaba el galardón del Nobel de literatura, temía que el anuncio fuese una broma de mal gusto, pero no fue así. Con esa noticia despertó América Latina en medio de la polémica siempre envuelta en la entrega de los Nobel en diversas categorías. El escritor de “La ciudad y los perros” es el sexto suramericano gratificado por la Academia Sueca, cabe resaltar que anteriormente, Latinoamérica se vistió de orgullo con Gabriela Mistral, Miguel Ángel Asturias, Pablo Neruda, Octavio Paz y Gabriel García Márquez; todos innovadores en las letras universales, entonces ¿por qué la controversia?



La crítica literaria mundial ha considerado a Vargas Llosa, uno de los más importantes narradores vivos, son innumerables los reconocimientos obtenidos a lo largo de su carrera: Premio Rómulo Gallegos, Premio Cervantes, Premio Príncipe de Asturias de las Letras, Premio de la Paz de los Libreros de Alemania, por mencionar algunos. No obstante, el galardón ha levantado una serie de críticas, Cuba arremetió contra el escritor peruano, a quien calificó como sumiso ante los “dictados” de Estados Unidos y el diario Granma del partido comunista, publicó varias líneas en las que se decía que a pesar de sus aportes a la literatura universal, también debería ser nombrado “Antinobel de la ética” por los continuos “desplantes neoliberales, la negación de sus orígenes y la obsecuencia ante los dictados del imperio”. Las primeras palabras del autor de “Los cachorros” ante la prensa fueron “voy a seguir trabajando con un sentido de responsabilidad y defendiendo los principios de la democracia que son fundamentales para el Perú y el mundo. La libertad y la democracia deben ser defendidas”, tras recibir la grata noticia del premio.


En las redes sociales el 7 de octubre se abrieron discusiones en todo el mundo, en Twitter, Voice of America, tituló su artículo “Escritor peruano dice que su Nobel es un tributo a la literatura latinoamericana”. En México, Alfredo Guzmán pensó que era un insulto que Vargas Llosa haya ganado el premio, de igual manera Humberto García Neri comentó: “¿Celebrar a Vargas Llosa? Mejor celebren a los Incas y la belleza de su pueblo. Perú es hermoso”. Por otro lado el escritor mexicano Alberto Chimal dijo que se alegraba de que el autor de “Panteón y las visitadoras” haya sido galardonado. Martha Colmenares, escritora y analista venezolana también mostró una reacción positiva y contó sobre su oportunidad de conocer a Vargas Llosa y afirmó quedar “deslumbrada por su personalidad”.


Con una actitud neutral, Mario Cordero, del blog Diario Paranoico de Guatemala, explica que algunos de los críticos de Vargas Llosa no están de acuerdo con sus ideas políticas y escribió: “Si Vargas Llosa es de derecha, políticamente hablando. Pero el Nobel no es un premio político (o, al menos no debería ser tomado como esto). Es un premio literario (…) entonces habría que resaltar que Vargas Llosa es un excelente escritor y su premio lo respalda con la calidad literaria”.


¿El premio nobel es ideológico? ¿El premio nobel es político? Argentina y los aficionados del escritor Jorge Luis Borges en todo el mundo siguen lamentando que Éste nunca recibió el galardón de la Academia Sueca. La Nación conserva en línea una publicación realizada en agosto de 1999, en la cual se afirma que una serie de factores políticos y personales fueron al parecer los causantes que marginaron a Borges de dicho premio. El escritor argentino realizó una visita al general Augusto Pinochet en el año 1976, al cual elogió en medio de la dictadura chilena. Un dato novedoso fue que Borges había formulado una crítica a la obra del poeta sueco Artur Lundkvist, escritor prolífico de izquierda, académico sueco conocedor de la literatura latinoamericana y justamente fue este personaje quien introdujo a Borges en su país; más tarde fue secretario permanente de la Academia Sueca, y según María Esther Vázquez, biógrafa de Borges, Lundkvist nunca le perdonó el comentario acerca de su obra. Para la presidenta de la Academia Argentina de Letras, Ofelia Kovacci, el autor de El Aleph, siempre fue “el candidato de la gente” y sobre la actitud de Lundkvist, a penas dice: “todos los premios dependen del jurado, por supuesto”. La Nación, ha intentado hablar con el secretario permanente de la Academia, Horace Engdahl, sin embargo, él guarda absoluta confidencia.


El último premio Nobel es un defensor de derecha y Borges también lo era, ¿entonces qué sucede? Pablo Neruda fue exiliado debido a su ideología comunista y sin embargo también obtuvo el galardón. El jurista y autor noruego Fredrik Heffermehl, escritor de “Nobels vilje” (La voluntad del Nobel), asegura que el Comité Nobel del Parlamento Noruego se aprovecha del prestigiado premio para fines políticos, de igual manera podría decirse de la Academia.


Es indudable que la ideología siempre esté de la mano del autor, cualquier escritor se halla inmerso en la subjetividad de sus ideales, es ineludible mantener una postura frente a hechos que tienen impacto en el mundo. Manuel Mora, periodista, publicó en Wordpress, un ensayo en el que afirmaba que los escritores más comprometidos socialmente, son los que han producido mejores obras., de allí sus elogios a Mario Vargas Llosa.


Más allá de la ideología, el talento es evidente en los seis escritores que han llevado en alto la literatura latinoamericana a nivel mundial. Y sin lugar a duda, siempre existirán Grandes de la Letra que sin llevar un galardón tan popular, enriquecen una de las más bellas expresiones del ser humano, la escritura. Para qué existe el pensamiento si no es para transmitirlo. El Premio Nobel parece haber entrado en un péndulo ideológico y político a partir de la Segunda Guerra Mundial, sin embargo, ¿quién puede desencantar su reconocimiento?

Obertura


David Acosta



(A Belem: Musa)


La estratagema llueve,
Llanto cristalino, frágil,
La llama de un cáliz perdido,
Por extrañarte.



La suerte de ti,
La huida, la duda, la espera,
Sobre caminos adversos,
Licor de indolencia.



Vulgar, implosivo, lema de mí,
Fondo de dolor al venal expuesto,
Escrito sobre mis pupilas tú nombre,
Opus de un invierno abrazador.



Blanquizca la mirada del oscuro iris,
Perdida en la tuya, inmortal caverna.
Poesía de rostro y mil algias perdidas,
Sueños de mistela y mentiras.



Belem, fragua poética de mi soledad,
Única al escucha del hastío y mi relapso.
Testigo de un sinfín de cuentos y ficciones,
No me queda más que soñarte en lontananza.



Nubes y más nubes, la bruma de seda,
He perdido la cabeza escribiendo líneas,
Todo es un vestido ceñido a tu piel.



Pero ¿será tan cruel?



Las horas se alzan por dragones,
Las calles sin ti son calles,
Los días, Días,
Los segundos versos,



La poesía no es más que una falacia…



La niebla de mi letra se desvanece,
En mi mente te pierdo más rápido,
Te desconozco, o por lo menos lo intento,
Cuanto ha callado la tarde este deseo.



Los vapores de azufre en mi licor hieden,
Como una faz de cielo perturbado,
Una franela oscura de lunas y aguacero.
Luciérnagas y hadas, danzando por ti.



Este es mi corazón que calla cuando estas,
Te presento los cánones de mi alma,
Que a su amor infinito se resguarda,
Que parte a su amor sempiterno
Cual pálpito de la nada.



Tu nombre en retumbos de eco,
El sol te sigue, la noche te aguarda, piensas en él…



Y yo; solo muero de celos…

Antebellum


Kenny Oñate



A Damián-man y su baby-boom



Lluvia. Trozos de noche. Un tacón apresurado rompe el agua que se encharca sobre los adoquines. Para mañana juega el loto. Lo siguiente que pasa sobre el charco son los converse mojados de una chica que va con su novio. Le sigue mi pisada torpe salpicándole agua. Chupetes a diez centavos.


-¡Pero sin estilar!


-¡Lo Siento! –me dan ganas como de gritar, de irme corriendo con esa pareja tranquila y dejar atrás el desesperado andar de mi amigo.


Junto a mi pisada viene la de Daniel. Noche. Luces de neón. Ruidos de gente corriendo. Taxis aparcándose. Taxis arrancando.


Abandono. Perros famélicos escarbando la basura. Pestilencia humana en un rincón donde a nadie le importó seguir amontonándola. Pestilencia a mierda. Sinsentido. Destierro, sobretodo el mío.


-Vamos muy tarde, ¿para qué quieres entrar al supermercado?


-Para comprar unos chicles.

-¿Unos chicles?

-Sí, son muy buenos. A la flaca le encantan y hace mucho que no prueba.


Puertas de vidrio. Gente sin paraguas. Gente atascada en la puerta. Gente que entra al supermercado y deja el paraguas mojado en una cesta a la entrada. No tiene caso.

-¡Muévete si! Recién se me pasó la gripe. Pobre de vos que me de otra vez.

-¡Aguanta! ¿No dijiste que tu papá nos espera a la entrada del conjunto con el carro? Así no te mojas tanto. Tú tranqui.

Ruido de coches sobre piso encerado. Bip bip de caja registradora. Un niño derrama un cartón de leche. Luces fluorescentes. Cielo raso. Vidrios. Espejos.


-Aguanta hijueputa! Cállate conchetumadre, cállate porque ahorita mismo te meto plomo!

Encapuchados que entran con pistolas. Guardia de seguridad amenazado por una de las armas. En el sitio hay como veinte personas entre niños y adultos. Cada cajero está siendo amenazado por una bala. Gente que corre. Gente que grita. Disparo en la columna a un hombre que intentó salir corriendo. Su cuerpo gira en el torniquete de entrada.


Daniel se tira al suelo junto a mí, cerca a un congelador. Me queda viendo con esa cara de tengo veintiséis años y acabo de empezar a trabajar, me queda demasiado por vivir, por favor ayúdame a no morir. Llevo días despertándome pidiendo tan solo un día salir al mundo sin sentirme abusado o violentado, utilizado, agredido o desintegrado, desearía tan solo un día ya no despertar. Mi papá me espera con el carro a la entrada del conjunto, a Daniel lo espera la flaca en las escaleras de su bloque con un paraguas y un hijo en la barriga. ¿Por qué no me fui con la chica y su novio? Porque debo estar aquí para que vivas, para convertirme en tu redentor. Ayúdame, dice Daniel con todo el humano desespero que puede existir en los ojos de un hombre, independientemente de que sea puro, franco u honesto, de que sea un asesino o un estafador; es simple vulnerabilidad. Lo último que la flaca le dijo a Daniel fue un recordatorio de que en dos semanas le tocaba ir a sacar la licencia, para que ya no anduviera en bus con tanto aguacero. Desearía significar algo, desearía por lo menos estar jodido o acabado, desearía ser un desgraciado. Daniel debe vivir como sea.


Transacción. Disparos en direcciones aleatorios. Disparos hacia el cielo raso, porque había que dejarnos sin vida. Vidrios que caen, vidrios que se llenan de sangre. Murieron por lo menos doce personas. Daniel se levanta ensangrentado, la sangre es ajena; pertenece a una madre y su niño de dos años que yacen muertos junto a él.


Niños y adultos muertos, no importó al final qué edad tuvieran, sino que estaban muertos. Que no nos escucharon a nosotros, los que quedamos vivos; llamarlos gritando desde la profundidad y soledad de su muerte. Tenían que ser ellos quienes murieran, convertirse en víctimas para redimirnos a los que quedamos. Nacieron para morir hoy, el niño nació hace dos años y la mujer hace más de treinta tal vez, ¿y en ese momento ya nacieron para ser estas víctimas, para que nosotros viviéramos? Nosotros, los que quedamos vivos también nacimos para morir, en condiciones no menos patéticas, pero tal vez menos dramáticas que éstas.


¿Por qué se murieron ellos? ¿Porqué expiar nuestras culpas? ¿Porqué salvarme a mí?

Daniel debía vivir, eso lo entiendo. Pero yo ¿para qué? Se supone que ahora la vida signifique algo. Devastación. Afuera los charcos de agua se mezclan con los charcos de sangre. La lluvia se ha llevado la basura. Y esta ciudad jamás será la misma sin sus perros famélicos. Y esta ciudad jamás será la misma sin su olor a pestilencia humana. Y este destierro jamás se sentirá igual.



Los textos en cursivas son de la películas The virgin Suicides de Sofia Coppola y L’Immortel de Enki Bilal.

Verde

Liseth Correa


Dolores se encontraba sentada frente al espejo, tomó su labial se pintó juntando ambos labios hasta dejar homogéneamente repartido el color. Delineó sus cejas con tono café, abrió el cajón intermedio de la peinadora para sacar el polvo compacto, lo esparció en su rostro muy despacio. Tenía en su piel las marcas de tiempo, esas huellas que recuerdan lo fugaz que resulta la vida del ser humano. Sus manos ya temblorosas no conseguían la estabilidad de épocas joviales, cuando intentaba ejercitar buen pulso al maquillarse.


Llegadas las doce, su prima fue a recogerla para almorzar juntas en un restaurante bastante conocido en el centro de la ciudad, así lo habían hecho mientras vivían dentro de aquella zona hace varias décadas. Don Alberto dueño del lugar, las atendió con suma amabilidad como de costumbre, ambas disfrutaban de la compañía mutua, recordaban el maravillosos sabor que tiene el pasado y su diferencia con la actualidad.







Lola se levantó de la mesa para ir al baño, su prima aguardaba, pasó por el corredor, cuando irreflexivamente su boca se secó, los segundos aparentaban prolongarse. El también la miró y de igual modo sintió que sus piernas se congelaban. Tantos años habían transcurrido sin verse, ahí estaba Lolita con su pañuelo verde como sus ojos esmeraldas que ni siquiera con la edad perdían fascinación, allí se hallaba Quique envuelto en su elegancia irreparable. ¡Qué felices hubieran podido ser si el destino hubiese congeniado con los sentimientos empáticamente! Quique tuvo que responder con obligaciones que los preceptos de Lolita no podían entender. “Quizá fue mejor así” era un consuelo razonable que aliviaba la pesadez afectiva. Lolita nunca quiso tanto a nadie como lo quiso a él, a pesar del corto tiempo que lo trató y del transcurso de toda una vida para olvidar. Quique tuvo una familia que llenó en gran parte su mundo, pero en ocasiones cuando nadie lo observaba, extraía de un libro polvoriento una foto de aquella muchachita que algún día colmó su ser con afables ilusiones.



Tras la perplejidad de tal impacto, borraron la intensa vacilación con un saludo lejano, cortés, frío, simplemente diplomático. Quique salió por la puerta del garaje un tanto confundido, dudó antes de entrar a su auto, tenía ansias por verla otra vez, sin embargo, arrancó el vehículo en medio de un ambiente extraño que confundía la realidad y los sueños. Lolita trató de relajarse en el tocador, sus ojos se inundaron de lágrimas que no fueron capaces de brotar, respiró hasta recuperar tranquilidad; salió para reunirse con su prima en el salón, sonrió levemente, había sido estupendo ver a Quique al menos por un momento que guardaría siempre.

La indispensable dosis de poesía

And Wilt thou Leave me Thus?




Sir Thomas Wyatt






And wilt thou leave me thus?
Say nay, say nay, for shame,
To save thee from the blame
Of all my grief and grame;
And wilt thou leave me thus?
Say nay, say nay!



And wilt thou leave me thus,
That hath loved thee so long
In wealth and woe among?
And is thy heart so strong
As for to leave me thus?
Say nay, say nay!



And wilt thou leave me thus,
That hath given thee my heart
Never for to depart,
Nother for pain nor smart;
And wilt thou leave me thus?
Say nay, say nay!



And wilt thou leave me thus
And have no more pity
Of him that loveth thee?
Hélas, thy cruelty!
And wilt thou leave me thus?
Say nay, say nay!

Diana Herrera, mi escritor favorito es Oscar Wilde






No se necesita ser un gran escritor, para saber que él es grande. Si me preguntan quién es al que evoco y al que admiro, su nombre: Oscar Wilde.



Del 16 de octubre de 1854, nace el genio de la paradoja. En resumen, su vida, su trayectoria y filosofía han sido satanizadas, satirizadas, pero sobre todo admiradas. Con su genialidad para abarcar sinnúmero de temas de la vida y moral victoriana, llevado por sus bien enmarcados criterios, Oscar nos dejó un legado para la literatura universal. Es considerado uno de los más destacados dramaturgos, poetas y escritores del Londres victoriano tardío.




Una celebridad puntillosa e ingeniosa que desató escándalos y críticas a lo largo de su vida. Su escondida y luego alborotada vida homosexual, su condena por “actos indecentes” y su abandonó del Reino Unido en dirección a Francia, son solo expuestos para desatar la gran capacidad de este genio para ser reconocido a pesar de los prejuicios. Bueno o malo, homosexual o heterosexual, ¿no es acaso, su gran genialidad la que me induce a este escritor? Si, es mi respuesta, pero no voy a referirme a la tragedia en que desembocó la vida de Oscar, sino a su favorita forma de expresión teórica: la paradoja.Aunque no fue un teorizador sistemático, Wilde tenía ideas definidas sobre el arte y la vida, las cuales exponía tanto en sus artículos y conferencias como en sus propias obras de ficción, inclusive en sus conversaciones. Según sus biógrafos, las conversaciones de Wilde estaban pobladas de frases ingeniosas, de pensamientos brillantes y expresiones llamativas. Algunos autores han señalado que muchas de estas ingeniosidades eran tomadas por Wilde de otras bocas. Sea como fuere, sus frases eran dichas con un matiz de originalidad y encanto que los años no han podido borrar al leerlas hoy sobre el papel.



Aunque gustaba de provocar y burlarse, Wilde no fue un simple parlanchín. De hecho, a pesar de no ser un pensador sistemático, sus ideas estéticas las mantuvo siempre (aunque, claro, evolutivamente), hasta el punto de que las llevó al plano de su visión de la vida, haciendo incluso de estos dos elementos una sola cosa, uniéndolos en su experiencia vital hasta confundirlos y enfrentar luego terribles consecuencias que le acarreó su conjunción. Se ha identificado a Wilde en los cuatro principales personajes de su novela (única novela), El retrato de Dorian Grey, o sea, en Dorian (lo que Wilde hubiera querido ser), en lord Henry (tal como era él), en Basilio Hallward (su adoración por la belleza) y en Sibilia Vane (el amor por el arte). El prólogo de esta misma obra está hecho a base de ideas que Wilde expresa en pequeños párrafos en que dice mucho sobre el arte y la moral, la vida y la belleza, siempre paradójicamente.

A pesar de haber sido y seguir siendo tan admirado, su pensamiento no es tomado como pauta teórica por el mismo carácter paradójico de las frases que lo encierran, por la intransigencia sorda que le da apoyo y la ciega pasión estética que lo estremece. Repito que la paradoja es una verdad con carácter de mentira. Las obras de Wilde la contienen en abundancia. Con ella, el escritor de Dublín logró atraer la atención de todos. Usó tanto de la misma para sorprender y conquistar que su propia vida tiene carácter de paradoja.

Sólo que fue un hombre que logró hacerse escuchar, imitar y envidiar, y a la vez, un triste ser que fue despreciado e ignorado hasta el punto de comprender él mismo que lo más heroico era morir. Pero, como el propio Wilde expresó, “no hay que echar nada en cara a los que han sido víctimas del destino”. Murió desafortunadamente (desafortunadamente porque hubiese querido conocerlo) el 30 de noviembre de 1990 en París, según dicen convirtiéndose al catolicismo.

Y las lágrimas colmarán por él,
La amplia urna de la piedad,
Pues sus plañideras serán los proscritos,
Y los proscritos siempre lloran.
(Balada de la cárcel de Reading)

Carlos, me quiere?

Diana Herrera








Lencería…un vestido ceñido, tacones y partí. En la calle, apresurada, caminé hasta la esquina de la avenida. Ahí estaba él, vistiendo un traje negro, ahí, simplemente parado frente a mí. Nuestras miradas se cruzaron. Simuló no verme-como siempre- Caminó hacia su departamento. Lo seguí. Me esperaba en el tercer piso del edificio, justo en aquella puerta. Sostenía una copa de vino, invitándome a pasar.


Me senté en la vieja salita junto al corredor (a cinco pasos de su habitación) con una copa nerviosa en la mano derecha; la izquierda sujeta mi vientre para detener las cosquillitas por los nervios. Me miró, acariciándome el rostro penetrando sus ojos en los míos. Se arrodilló como un niño a súplicas, me besó retirándome la copa de la mano (entre angustia y excitación terminé por quedarme quietecita).

-Esta noche quiero ser la musa de todos tus deseos- le dije -Descansar sobre tu vientre y perderme en seguida. Deleitarme de tu sexo. Recorrerte todo, con mis manos, con mi boca. Cambiar tu respiración por jadeos. Recibirte abiertamente hasta que tus ansias se calmen, sintiéndome más tuya que nunca…

Quién hubiese dicho que mil horas, tres, cuatro... horas, fueron las mejores y las peores. Que yo haya disfrutado de un lobo que de mil maneras sedujo cada minúsculo rincón de mi cuerpo, de un predador asqueado después de haberme poseído. De su tacto, de su aroma, de su sexo tomándome como presa para construir sus más oscuros deseos. De sus manos que de pies a cabeza me volvieron una fiera. Sus dedos esculpiéndome un templo para condenar mis imperfecciones de mujer… Apuñalada por la espalda, con el pudor hecho trizas, me enfrenté a la puerta. Se despidió así, simplemente con un trago en una mano en son de brindis, un cigarrillo en la otra y una estúpida frase en italiano que nunca comprendí.

Y después de un “bumm” al cerrar la puerta, las lágrimas rodaron por millones sobre mis mejillas ardientes de odio, de nostalgia…bajé las escaleras del edificio…la última escalera. Sin más, las piernas respondieron arqueándose en una pequeña esquina, refugiadas entre mis brazos sintiéndose ¡puta, y re-puta por siempre!

Aún entre mis escritos recuerdo con frialdad y deseo compulsivos, tomando mi cuerpo como instrumento de mi próxima obra, aquella noche en la que decidí… noche a noche me pregunté si es que quise que me quiera. Si es que sus ansias fueron las mismas que las mías, si me disfrutó o me dominó, si me amó o me utilizó para satisfacerse. Me pregunté sobre la rutina diaria que tuvo con mi cuerpo, el fastidioso ego de su sexo sodomizando el mío, su ira delirante sin medir el dolor que me causó…Y yo, agonizante por tener este hombre bajo las sábanas repletas de su aroma, cada lágrima mientras su cuerpo y el mío estuvieron envueltos…

Repetí la misma escena el 9 de octubre (la que tiempo atrás no olvidé), con la mirada y risa psicópatas antes de volverlo a ver. Insinuante en silencio...

-Recógeme entre tus caderas- me dijo -lentamente aguarda hasta que mis fauces, como un lobo hambriento, caben en tu cuerpo. Quiero sentir tu pecho suave y complaciente. Rozarte al tibio sabor de aquella imagen de ninfa frenética. Enmudecerte toda y que tu cuerpo sea húmeda pradera donde degustaré cada recinto de tus formas de mujer.

En mi fragilidad de “ninfa” y de mujer, llevada por la calidez y el deseo de su sexo, y con la borrosa memoria de su repulsiva imagen recostada...Furia, deseo...

-Esta noche fui tu Némesis- le dije -aquella a la que le abriste paso a tu lascivia, tu locura. Reposaré en ti hasta que tus ansias se colmen de mi cuerpo. Amo el deleitarte por tenerme montándote y el disfrute de mis ojos excitados al verte morir...Hablaré de las ansias de las primeras veces en tu cuerpo y del aborrecimiento que emana tu sexo en zozobra. Lo perpetuo, la hermosa imagen de tus formas inmóviles y pálidas ante las mías. Descubrir que cada espacio ya muerto, es más precioso que tú mismo...

Conté: diez, nueve, ocho, siete...uno y cerooo, retirando mis manos de su tibio cuello. Me escabullí entre las sábanas con mi cuerpo desnudo, acariciando el pecho de Carlos (la misma escena que se había repetido anteriormente), esta vez yo, con un trago y un cigarrillo en las manos... abrí la puerta y con el mismo “bumm” al cerrarla caminé despacio y sonreí. Frenética y abrumada repetía su nombre hacia mis adentros...

Carlos, Carlos, Carlos, me quiere, no me quiere, ¿me quiere? si no me quiere... ¿se muere?



Diana Herrera



Nuca he escrito sobre mí, en el peor de los casos me disfrazo a través de mis propios personajes, aludiendo a ciertas características. Quiero despojarme de la edad “cronológica”, vistiéndome de un nuevo yo, que plasma en letras lo artífice.
Diana, exclusivamente Diana (hasta con diminutivos), así me llamo. Nací el 25 de noviembre de 1992. Estudiante promedio, con tan solo 18 años, no he participado en concursos ni blogs, no por algo específico, sino por el afán de mantener mis letras al margen de lo que yo llamo “común” ¿común? sí, porque para mí, mis letras son lo más íntimo que tengo, mi desnudez, mis experiencias, mis miedos y mis alegrías las utilizo como motor para crear mis historias y guardo con celo varios de mis escritos (muchos no valen) hace 4 años.
¿Cuándo despertó mi afición por la literatura? no tengo la menor idea. Amo leer y descubrir, amo ser curiosa y poco prejuiciosa para mi edad, adoro que critiquen mis fallas (si es que las tengo), que me recomienden libros o películas...Y de profesiones no hablo mucho, porque mi vida es variada y cambiante, pero las artes son mi pasión. Por eso escogí la arquitectura como otra de mis aficiones. El dibujar y el crear, y provocar impacto en las sensaciones de la gente es mi objetivo principal.
Son 18 años, comenzando a fraguar el mundo de una manera para nada prejuiciosa y exuberante. Me apasiona la literatura más hermosa (a mí criterio) que se ha podido crear: La literatura Erótica. ¿Y por qué es mi inclinación? Porque lo más sublime y poderoso que podemos hacer, es partir del conocimiento de la esencia del cuerpo, desde la anatomía de sus rincones confusos y desembocar en nuestros deseos y pasiones; en nuestras ansías por encontrar la descripción perfecta para ese “algo” simbólico, onírico y tangible. Sí, me gusta, al describirla y hundirme en su naturaleza, encuentro un arma para la crítica y un sustento para arraigarme en una sexualidad sin morbo. Pero, adoro a Wilde, Kipling, Quiroga, Borges, Robert Stevenson entre otros, algunos de mis escritores favoritos.
Hablar de mi cuesta tanto...prefiero dejar que todo el que me conozca, intente hacer su propio juicio del nombre Diana Herrera.

¿Qué es NienPintura?


Un grupo literario, casi nuevo, del Ecuador.