"El arte es inútil, pero el hombre es incapaz de prescindir de lo inútil"
Ionesco
El mayor exponente del teatro de lo absurdo nació en Slatina, Rumania el 26 de noviembre de 1912, desde niño se trasladó a Francia. Trabajó en varias actividades antes de dedicarse por completo a la dramaturgia en la que se enredó casi por accidente mientras intentaba aprender el idioma inglés con los diálogos didácticos Smith y de lo cual resulta su primera obra "La Cantante Calva" estrenada en el teatro "Les noctambules" y dirigida por Nicolás Bataille. Muere en el año de 1994 en París. Después del estreno de "La Cantante Calva", la que causa gran escándalo, se impone como padre del teatro de lo absurdo, en sus obras muestra por medio del lenguaje, la incapacidad de comunicación entre los seres humanos, en el desarrollo de las situaciones cotidianas se presenta la soledad humana, la insignificancia y falta de sentido de la existencia, estas situaciones que pueden parecer a momentos cómicas.
En sus obras son recurrentes los ambientes cerrados, el lenguaje distorcionado y las situaciones sin lógica. "La lección" fue su segunda obra y se estrenó en 1951 en el Théatre de Poche-Montparnasse de París, bajo la dirección de Marcel Cuvlier, es una obra de un acto en la que quedan expuestas las situaciones de poder, abuso y maltrato que se dan en la cotidianidad entre un profesor y su joven alumna, a esto se suma la presencia de la criada, cómplice de la maestra; alegoría de la educación que a diario mata la individualidad de los niños para introducirlos al sistema homogeneizando habilidades, valores y conocimientos.
En "La Lección", la alumna repite constantemente "Me duelen las muelas" para responder a todo lo que se le pregunta y para expresar cada sentimiento; mostrando así lo absurdo del lenguaje cuando la otra persona no establece comunicación efectiva con quien habla. Uno podría decir cualquier cosa, que da lo mismo: es absurdo.
Ionesco dice: "Todo mundo seguirá siendo absurdo, porque cada persona se encuentra encerrada en su célula individual por lo inadecuado de los medios de comunicación, las únicas reglas de comunicación de que disponemos son las reglas del lenguaje insensatas, el único tipo de comunicación posible es el método indirecto de la paradoja, los hombres aislados nunca llegaran a conocerse"
Los dramaturgos del teatro existencialista, precedente al teatro de lo absurdo pretendían llevar a escena toda su carga de angustia y ausencia de sentido en la experiencia humana. Sus obras de teatro llevan a la conclusión de que cualquier acción humana es absurda e inútil, y lleva implícita el sufrimiento y el sacrificio. Así, plantean el dilema moral entre el fin y los medios entre una de sus temáticas, como Sartre en "Las Manos Sucias" y Camus en "Los justos".
El teatro existencialista dio paso de esta forma a los padres del teatro de lo absurdo: Samuel Beckett e Ionesco. "Esperando a Godot" relata la historia de dos personajes que se sientan a esperar a "un Godot" del que nada se sabe y nunca llega a aparecer; un absurdo, una idea, un vacío con el cual darle sentido a sus existencias. El mismo Beckett afirmó no saber quién era ese Godot. En esta obra se reafirma el absurdo de la comunicación humana mediante el diálogo carente de sentido que sostienen los personajes:
VLADIMIR: No podemos.ESTRAGON: Por qué?VLADIMIR: Esperamos a GodotESTRAGON: Es verdad. Estás seguro de que es aquí?VLADIMIR: El qué?ESTRAGON: Donde hay que esperarVLADIMIR: Dijo delante del árbol (señala el árbol) Ves algún otro?ESTRAGON: Qué es?VLADIMIR: Yo diría un sauce llorónESTRAGON: Dónde están las hojas?VLADIMIR: Debe haber muerto.ESTRAGON: Se acabó su llanto.VLADIMIR: A menos que no sea tiempo.ESTRAGON: Y no sería más bien un arbolillo?VLADIMIR: Un arbustoESTRAGON: Un arbolillo.
En "Notas y Contranotas" Ionesco habla de sus dos primeras obras como tentativas del mecanismo vacío del teatro. Ensayos de un teatro abstracto, no figurativo, o concreto si se quiere, puesto que no es si no lo que se ve en escena, nace sobre el escenario, es un juego, juego de palabras, juego de imágenes, de concretización de los símbolos. Es decir: un teatro hecho de figuras figurativas. Es por otra parte la revelación de cosas monstruosas o estados monstruosos, o de rostros monstruosos que llevamos dentro de nosotros. Así, para muchos estudiantes de teatro que han tenido que pasar por montajes de las obras de Ionesco, representarlas significa constatar el desmoronamiento de sus realidades escénicas, ver cómo se transforman y se destruyen para dar lugar a realidades monstruosas.
El teatro debe extrapolar esta experiencia absurda a la vida del espectador, o si se quiere, el absurdo vital debe extenderse a la forma teatral, de manera que los elementos dramáticos como el diálogo, el escenario o el vestuario se vuelven absurdos, pierden su sentido lógico y racional. La propia línea de acciones en escena se basa en situaciones sin explicación y preguntas que quedan sin respuesta. Este teatro, además de la falta de sentido en la vida humana y la soledad, pretende exponer la dificultad o imposibilidad de la comunicación efectiva entre las personas. Al respecto de la filosofía del absurdo, G.E. Wellwarth dice que "el hombre vive en el mundo pero no lo entiende ni entiende su función en él. Es un extraño, un desplazado, colocado en el centro de un mundo que se le antoja un alucinante vacío. En este desierto el hombre opera anestesiándose mediante creencias artificiosas, más o menos plausibles: sumergiéndose en una cómoda rutina que le proporciona la sensación de tener algún significado, engañándose a sí mismo con la convicción de que no está solo. Ionesco se concentra principalmente en mostrar a su público la soledad en que se encuentran los seres humanos y la insensatez de las acciones cotidianas que constituyen la mayor parte de su existencia terrena." De esta manera sus obras llevan la cotidianidad humana hacia lo paradójico, para que el espectador se sorprenda y hasta se ría de su propio absurdo. Más allá de la mera ridiculización de situaciones banales, las obras de Ionesco dibujan de modo tangible la soledad de los humanos y la insignificancia de la adoración a ídolos vacíos, entre otros temas.
Las obras de Ionesco son fundamentales para el teatro del Siglo XX y son lecturas relevantes en los estudios de teatro. El teatro La Huchette, del bohemio barrio latino de París lleva presentando "La Cantante Calva" ininterrumpidamente desde su estreno en los años cincuenta.
Kenny Oñate
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