Por: Kenny Oñate
Hablar sobre paraliteraturas implica la aceptación de que existen dos tipos de producciones literarias, la “literatura culta” y todas las otras producciones literaturas englobadas dentro de lo que se conoce como “Paraliteraturas”. Establecemos lo que es “Literatura” porque nos llega en forma de legado a través del sistema escolar, en el colegio nos hacen leer tal autor o tal obra porque su lectura implica estudiar la “Literatura”. Se puede establecer como “Paraliterario” la producción literaria marginal y de masas. Sin embargo, a nivel teórico, ya que no existe una “ciencia de la estética” es difícil, sino imposible establecer qué parte de la producción literaria es “culta” y qué parte es paraliteraria. En consecuencia, los estudios hechos en este campo, no se concentran en la línea que establece la ruptura entre lo literario y lo paraliterario, sino en las relaciones que existen entre estos dos tipos de producciones.
La literatura se puede definir como una institución; el ensamblado de un sistema de valores estéticos, éticos y morales que conforman juntas las obras que la humanidad a lo largo de los tiempos ha pretendido conservar, ya que son representativas para su “cultura” o porque son muestras de “civilización”. Literatura es una institución que se nos hereda, los autores y obras que se pretenden conservar están en una especie de catálogo o de museo; se nos enseña a leer a Cervantes, a Dante, a Homero porque son “obras literarias” que han logrado entrar dentro de este catálogo de obras que la humanidad debe conservar, se nos enseña que “eso es Literatura”. Un texto “paraliterario” es aquel capaz de subvertir el campo de lo que se conoce y acepta como “literario”, la existencia de este tipo de textos pone en riesgo a la “institución literaria” ya que revela el carácter arbitrario con el que se establece lo que es y no es “literario”.
Un texto paraliterario se desarrolla a partir de la percepción y la manifestación de una diferencia, y de la afirmación de ésta, al intento de reivindicarla. Creando así una amenaza constante para el dogmatismo y el etnocentrismo literario. El proceso paraliterario existe para recordarnos que existen las diferencias. No existe una naturaleza del texto paraliterario, sino múltiples modalidades de subvertir el campo literario. Paraliterario es toda la vasta producción literaria excluida del catálogo de “textos literarios” que puede subvertir, cuestionar y contraponerse a éste sistema.
Bernard Mouralis en su libro “Les contre-littératures” dice que “es susceptible de entrar en el campo de las contraliteraturas todo texto que no es percibido y transmitido –en un momento dado de la historia– como parte de la Literatura”.
Entre éstas, se encuentran por ejemplo; las Literaturas Orales. El conjunto de textos producidos y transmitidos oralmente abarca mitos y narraciones mitológicas, proverbios, cuentos, adivinanzas, canciones, chistes, anécdotas. Al respecto de las literaturas orales Mouralis dice “La literatura oral no se trata de un legado antiguo, sino que se inventa y se reinventa constantemente”.
Mouralis cita como ejemplo de contraliteratura a los textos aparecidos en Francia a finales del siglo XVI a partir de la idea de publicar textos de necesidad popular reduciendo al máximo el costo de producción. Novelas medievales y vidas de Santos fueron adaptadas a libros pequeños de acceso popular. El éxito de estos llevó a que se produjeran así almanaques, textos de Medicina, de Astrología, de profecías, de hechicería, recetarios de cocina, guías de viaje, reglas de juegos, partituras, manuales de cortesía, sainetes, obras de teatro, inventarios, tratados didácticos. El conjunto de textos editados así, se denominó La bibliotheque bleu debido al color del papel con el que se envolvían las obras. Éstas diferían de la “Literatura Culta” de la época en muchos aspectos; para empezar estaban dirigidas a un pueblo no culto. Abordaban temas diferentes y de diferente forma que la Literatura culta. Abordaban lo cotidiano, como el caso de los almanaques. Pero diferían sobretodo en su uso del lenguaje lo que hizo que estas obras constituyeran verdaderos “contradiscursos” de varios tipos.
Otro ejemplo citado es la Novela popular, la cual subvirtió a la Literatura culta en la medida en la que presentó a los lectores, una visión diferente de la sociedad en la que el héroe no tenía que ser un noble, podía ser parte del pueblo, un criminal o un justiciero. Esto representó durante los siglos XVIII y XIX un riesgo creando el concepto de “clases sociales peligrosas” que podían poner en riesgo el estatus de la burguesía; en esta medida Mouralis deja ver como la Literatura ha sido utilizada como “mecanismo de control”, las novelas “cultas” enseñaban al lector que el plebeyo era pícaro y representaba antivalores, mientras los respectivos contradiscursos de éstas: las novelas populares enseñaban al pueblo que ellos también podían salir adelante por su propio esfuerzo. Muchos escritores de este tipo de textos fueron leídos e influenciaron el pensamiento de Victor Hugo y de Balzac.
Mouralis dice que en el mundo contemporáneo podemos comparar a las novelas policíacas, a la ciencia ficción, y a las novelas gráficas con lo que fue la novela popular, ya que éstas representan, para el lector otro sistema de referencias, otra cultura que se ha desarrollado fuera de las estructuras de la tradición literaria.
El campo contemporáneo de las paraliteraturas no está constituido solamente por este tipo de obras, sino que fuera de la categoría de “obras” se debe tener en cuenta todo el conjunto de textos y signos que se producen y se transmiten fuera de las estructuras de la cultura literaria en un momento dado de la historia y que sean susceptibles de captar la atención de un público, ejemplos de esto son los afiches, los logos publicitarios, el grafiti, los diarios de desconocidos, los testimonios, las cartas.
La crítica y el legado literario establecen como “texto” aquellos que se caracterizan por la utilización de un “lenguaje literario”, alejado de lo banal y de los estereotipos. Los grafitis, textos sin autor que aparentemente no pertenecen a nadie en particular y que nos pertenecen a todos, no son concebidos por los espectadores como parte de la creación artística, sino como una presencia; llevan consigo una real eficacia poética y afectiva, poniendo en evidencia que todo texto es poético y que no es entonces el poeta el que crea la poesía, sino como dijo Jacques Ehrmann; “El lenguaje crea al poeta”.
Mouralis pone de manifiesto que “los diversos tipos de textos que no son considerados por la tradición literaria deben ser considerados en función del lugar que ocupan con respecto a la cultura dominante”. Estos textos pueden ser la expresión de una voluntad de oponerse deliberadamente a la cultura dominante y a las situaciones de la que ésta es expresión. En su libro, Mouralis habla de la existencia de un “Imperialismo Cultural” que se hace evidente en el concepto de “Literatura Mundial” que privilegia abusivamente al mundo europeo y que nunca ha correspondido a una verdadera voluntad de rescatar las obras del mundo. El ejemplo planteado es el de la enciclopedia de 1900 que catalogaba 1100 autores aproximadamente, solo 47 no europeos. De manera que para un adulto de la época, la literatura “mundial” consistía básicamente en la literatura “europea”.
La arbitrariedad con que se establece la línea que separa la “literatura” de la “paraliteratura” pone en videncia la problemática del etnocentrismo y del “imperialismo cultural”. Es así como se ha creado el concepto de “etnoliteraturas” para marginar cierta parte de la producción paraliteraria que no corresponde a la etnia de la cultura dominante, es decir, todas las literaturas centradas en los pueblos son “etnoliteraturas” por el simple hecho de no ser “Literatura Europea”. En la instrucción secundaria se nos enseña sobre los romanticistas y los modernistas en la literatura ecuatoriana, porque son categorías que se encuentran en la Literatura Europea, es decir categorías que nos vienen dadas por la cultura dominante; sin embargo jamás se nos habla sobre literatura andina por ejemplo, porque estudiarla no corresponde al estudio de la Literatura, sino más bien de ciencias como la Antropología o la Etnografía bajo la concepción de la cultura dominante.
1 comentarios:
buen inicio chicos
habrá que seguir poniendo el tema
sobre el tapete
saludos
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